Un ateo le preguntó una
vez a un creyente: ¿Qué tal si todo eso que crees es mentira? ¿Qué tal si no
existe Dios, ni Reino de los Cielos, ni el cacareado infierno? ¿Qué tal si no existe vida eterna, ni Jesucristo, ni
ángeles, ni nada de eso que dice tu libro (La Biblia)?
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Lo curioso fue que el creyente titubeo y a
la final no consiguió que responder, yo también medite en la pregunta que fue
muy chocante, pero para el ateo supongo que era muy válida, el Espíritu Santo
de Dios me dio una respuesta muy sencilla al momento que repetía en mi mente la
pregunta.
¿Qué tal si, no existiese nada de lo que
he creído toda mi vida? Pues pasaría absolutamente nada, porque viví la vida de la mejor forma posible, con principios
y valores, entendiendo que La Palabra de Dios no tiene nada gravoso para mí, ni
para mi prójimo, lejos de eso me enseña a ser un mejor ser humano cada día, me
ha enseñado a superar mis debilidades, a corregir mis fallas, a perdonar, la
Palabra es mi manual de vida.
Ahora y… ¿Si resulta ser que todo lo que está
escrito en la Biblia es la absoluta verdad? ¿Qué tal si esto es verdad?
“Porque
tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree
en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. El que cree en él no es
condenado, pero el que no cree ya está condenado por no haber creído en el
nombre del Hijo unigénito de Dios” Juan
3: 16 y 18.
Y esto se lo pregunto a todos los ateos o
agnósticos que están seguros de su verdad absoluta.
Tengo una convicción muy clara y estoy seguro
que la tengo muy conveniente también,
como leí hoy "La fe siempre va a tener preguntas sin respuestas” Joyce Mayer. Por lo menos
por ahora.
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