20 abr 2016

¿Que estamos hablando?

Hace una semana publique una reflexión sobre ¿que estamos escuchando? Al parecer es un circulo vicioso lo que se dice es producto de lo que escuchamos, lo que escuchamos es producto de lo que se dice, sin embargo debemos comenzar a escuchar detenidamente, lo que aprendimos sobre el mensaje que transmite la música y también las conversaciones a nuestro alrededor, pero mas importante aun es escucharnos detenidamente lo que estamos diciendo, que palabras, que mensajes estamos transmitiendo nosotros.

Nuestra vida se resume a 3 acciones, es eso es lo que somos, es lo que nos define como personas, somos lo que pensamos, lo que hacemos y lo que hablamos, nada mas e indefectiblemente vamos a rendir cuentas por esas acciones, considerando que hablar es una de las 3 acciones por la cual el Padre Eterno nos va a juzgar, nos debe preocupar y ocupar en saber, si lo que estamos hablando corresponde a un hijo de Dios, si realmente lo que hablamos refleja que somos seguidores de Cristo.

Que nadie te menosprecie por ser joven. Al contrario, que los creyentes vean en ti un ejemplo a seguir en la manera de hablar, en la conducta, y en amor, fe y pureza.
1 Timoteo 4:12

Que importante esa parte, ejemplo a seguir en la manera de hablar, si realmente soy nueva criatura, no puedo alegar y esconderme en algo tan banal como: "es que yo hablo así, esa es mi forma de hablar" o "los que somos de aquí hablamos así",  en lo absoluto, así nunca seré un ejemplo a seguir y menos aun un ejemplo de ser un hijo de Dios. En mi ignorancia yo hablaba sandeces, necedades, mentiras, vulgaridades, maldecía (de una u otra manera), pero habiendo recibido a Jesucristo y con la madurez que se logra al tener esa la relación de intimidad con el Padre Celestial, en lo consecutivo mis palabras deben pasar a través del filtro de los 2 mandamientos (Amar a Dios y amar a al prójimo).

Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño;
 pero cuando llegué a ser hombre, dejé las cosas de niño.
1 Corintios 13:11

Cuando ya me considero un autentico hijo de Dios Padre, con la madurez suficiente para recibir la herencia, entonces tengo que haber superado el hablar como niño, el Apóstol Pablo da una enseñanza con mucha lógica, si pienso y razono como un niño hablare como tal, pero ya deje esas cosas, ya salí de mi ignorancia donde no me importaba lo que hablaba, no me importaba a quien afectaban mis palabras o de que forma, ya como verdadero cristiano me escucho y pongo mis palabras bajo la lupa de la Palabra de Dios.

Camada de víboras, ¿cómo pueden ustedes que son malos decir algo bueno? 
De la abundancia del corazón habla la boca.
Mateo 12:34

Entonces por definición mis palabras son el reflejo de lo que abunda en mi corazón, si proclamo a voz en cuello que Jesús habita en mi corazón, que estoy lleno del Espíritu Santo de Dios, mis palabras deben, tienen que ser el fiel reflejo de eso que proclamo, de lo contrario seria un blasfemo y un mentiroso.

Aunque Aristóteles un filosofo griego, no tiene nada que ver con las enseñanzas Bíblicas, dejo un consejo muy sabio: "No digas todo lo que piensas, pero piensa todo lo que dices". 

No se si te has percatado, pero tus palabras tienen un impacto en lo natural, afecta la vida de todos a tu alrededor y mmás aun tiene un gran impacto en lo espiritual, la Biblia hace referencia a la lengua como el órgano encargado de transmitir lo que esta en tu corazón y al respecto dice:

La muerte y la vida están en poder de la lengua; y el que la ama comerá de sus frutos.
Proverbio 18:21

Increíble ¿verdad?, pareciera que no, pero con la boca podemos matar emocional y espiritualmente a nuestro prójimo, podemos destruirlo social y moralmente, pienso que de ahí, a asesinarlo no restaría mucho, Santiago agrega en su carta un análisis mas profundo sobre la lengua.

Y la lengua es fuego; es un mundo de maldad. La lengua ocupa un lugar entre nuestros miembros, pero es capaz de contaminar todo el cuerpo; si el infierno la prende, puede inflamar nuestra existencia entera. 
Santiago 3:6
No permitamos bajo ningún circunstancia que nuestra lengua, que nuestras palabras sean encendidas por el infierno, por la maldad, cuidemos lo que hablamos y al igual que nuestro Señor Jesucristo, siempre que abramos nuestra boca lo hagamos para impactar nuestro alrededor con bendición, que nuestras palabras transmitan amor, paz, consolación, edificación, restauración y reconciliación.

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